jeudi 19 juillet 2012

Recuerdos de Tenerife (4)

Una luz cruda tejida de vértigo,
De la sensación de vacío
Una mariposa bajo los párpados
Derramarse en un girasol gigante
Difundir la alegría en una miel agridulce
Te quiero de un amor brujo.
El encanto amarillo, hambriento,
La fantasía llevada al recuerdo
Terruño de mi ilusión, belleza ácida
De unos ojos límpidos.

Se solía parar para oír el cantar
De una patria sin orgullo ni miseria
Andar por el desasosiego escondido
En el despliegue de una nube.
Tomar por motivo el vuelo ajeno,
Recorrido vago, paseo asombroso
Encarnado por la sombra de un olivo.
El viento lleno del olor de nuestro amor,
Brisa seca y sabrosa, amor y distancia
Y abrazo metafísico, breve e ineluctable.

Escasez de sonido, aplastado en un respeto
Casi místico, soplar sin ruido.
La soledad de uno se incorpora
Para ahogarse en un pozo nítido
La sonrisa invita a bailar y sabe a fuego
Tus brazos, el momento perdido, el reloj
Impasible que desafina nuestra melodía
Un día, regresaré a tus labios
Con la arena que resbale entre mis dedos
Con la dulzura de un pájaro cansado.